El día que te até a la cama

Y me masturbé mientras te miraba.

Soy una fulana de lujo pervertida. Me gusta mi trabajo (más que trabajo, es algo que hago por diversión y me pagan por ello). La mayoría de “coaches” lo dicen: Haz lo que te gusta y dedícate a ello profesionalmente, así nunca más tendrás que trabajar. (Aunque este tema es “delicadillo”, ya que a veces cuando unx se dedica a su pasión puede ser que termine quemándose, por eso hay que tener unos límites bien definidos).

A mi me gusta pervertir. Y hay más, también me gusta poner a la peña en su sitio, por eso a veces soy una borde y no me importa perder un cliente. Para mi sorpresa hay algunos a los que eso les pone a cien. Para mi esto es respeto máximo, adoro a los hombres que aunque les diga “borderías” me siguen queriendo conocer. Entonces me suavizo y me vuelvo la Lana simpática de siempre. Me gusta que me valoren y hacerme valorar.

Llevo bastante tiempo en “el negocio”, he conocido a gente de todo tipo y realizado servicios de lo más “normales” a lo más “peculiares”. Y me he divertido mucho.

Cuando perdí la virginidad me volví una loca del sexo, me gustaba el arte de la seducción y acostarme con hombres de diferentes estilos, tenía una libido más alta que la de mis amigas, y alguna de ellas incluso se preocupaba por mi por esa razón. “-Creo que quizás seas ninfómana”. Me decía ella con cara de preocupación. Yo no lo entendía, por qué mis amigos podían tener ganas de sexo sin ser juzgados, y yo que tenía ganas igual que ellos era una especie de bicha pervertida.

Mis aventuras sexuales a veces eran un tanto alocadas e incluso alguna vez bastante arriesgadas. Cuando una se convierte en trabajadora sexual la cosa cambia, todo es mucho, mucho, mucho más seguro. Tanto para una, cómo para el cliente.

Me ha pasado que he tenido épocas de poco trabajo, o cero, por razones personales, y en esas épocas de “no fulanear” me he vuelto una pervertida salida “persecutora” de hombres tímidos que se han asustado de mis intenciones porque me vuelvo muy acosadora, en serio. Este trabajo me equilibra. Quien diga que “Tinder” es más seguro que el trabajo sexual, miente. Ese tipo de app sí que es peligrosa (hay excepciones, pero lo que yo me he encontrado alguna vez es hombres con poca responsabilidad afectiva y/o higiénica, y también muchísimos hombres que no quieren usar protección. Sin hablar de amigas no fulanas a las que han usado para descargarse dentro, sin consentimiento alguno. Eso en “el negocio” no pasa. Las mujeres son violadas fuera “del negocio” no en él, y encima es algo socialmente aceptado. La de chicas que follan por lástima en citas de apps… Eso sí que es triste. Seguro que las abolos han follado por lástima muchas más veces que una TS, por eso no nos entienden, porque ellas no saben valorarse, follan gratis y sin ganas. A mi el chichi me da palmas cuando veo un fajo de billetes, soy fetichista de fajos billetes de cincuenta, se me mojan las bragas ¿debería excitarme más el matrimonio que el dinero?).

Ahora vas a hacer lo que yo te diga. Te vas a quitar la camiseta, muy muy despacio. Quiero ver la luz de la ventana reflejada en tu piel desnuda.

Lana

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