“Hijas de Zeus y de Mnemósine, nacieron para cumplir un cometido muy concreto y apreciado: proporcionar el olvido de las desgracias y una tregua a las preocupaciones. Procurar unas pausas, un tiempo de felicidad en la vida de trabajo, cansancio y penalidades que es el destino de los mortales. (…) Las Musas, diosas ajenas a la inquietud, salvan, aunque sea por un tiempo efímero, a los humanos de la preocupación, sustituyendo el recuerdo obsesivo de la muerte por la rememoración de otra vida, la de los dioses y los héroes.
(…)
A veces, esa luz tan clara que se presenta en el horizonte aparece al inicio y guía toda la actividad. A veces, se revela de improviso tras mucho tiempo de ir a tientas; entonces lo ilumina todo, y todo adquiere un sentido. Nadie sabe a ciencia cierta de dónde procede, nadie puede explicar su origen, sólo sabemos que los antiguos griegos creían en nueve hermosas doncellas (“rameras histéricas” las llamará Boecio) que susurraban a los oídos de los artistas.”
“Invocación a las Musas”
Cuéntame un Mito
Carlos Goñi
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