A veces sucede que, al llevar un tiempo quedando, la relación con un cliente se hace cada vez más íntima y puede que llegue a confundir. Pero no olvides esto: Soy escort.
Entiendo que en nuestra cita no quieras que hable de ello, pero quiero que sepas que para mi no es algo “malo”. A mi me encanta ser lo que soy ¿para qué engañarnos?
Os voy a contar un secreto, como si fuese el primero que os cuento.
Antes de ser escort, me sentía puta pero sin cobrar. Y me sentía frustrada. Tenía muchos amigos, con los que quedaba porque ellos me lo pedían y a mi ni me iba ni me venía. Al paso del tiempo empecé a decir que no. Mi tiempo es valioso, tengo muchas cosas que hacer y mucho por aprender. Tengo amigos, que elijo de un modo muy selectivo, y no tengo tiempo para hacer según qué, si no me pagan por ello.
Me gusta dar cariño, me gusta el sexo, y soy capaz de sentirme a gusto con distintos cuerpos y personalidades. He convertido mi antiguo hobby en trabajo. Al igual que cuando alguien se entera de que soy masajista, y me gusta dar masajes, se ofrece para que le de uno como práctica y le digo que no, que yo cobro por eso, como escort/acompañante igual.
Un carpintero ¿por qué es carpintero? Porque le gusta trabajar con la madera, digo yo, que si no haría otra cosa. Y si le pides encargos con bastante frecuencia y le apetece, pues puede que te haga algún descuento, pero aunque le guste su trabajo, no te va a regalar su tiempo.
Hay clientes que esto lo tienen muy claro, y agradezco vuestra normalidad con esto, porque a las escorts nos gusta el sexo, y sobre todo… los diamantes!