*Nota de junio de 2018: Este post lo escribí hace tiempo y mi opinión ha cambiado. Volví a Madrid, y tras conocer a un encanto de cliente de una hora, me di cuenta de que que mis estadísticas no eran muy realistas y de que a veces un cliente puede ser genial, pero símplemente no tener tiempo para otro tipo de cita. A partir de entonces me relajé con lo del tiempo, y gracias a eso estoy logrando buenas amistades.
Ya estoy aquí otra vez 🙂
Me surgió un tema personal. Cuando estaba a punto de llegar al apartamento recibí una llamada importante, tuve que dar media vuelta y dejarlo.
Soy una persona que cree en las señales que da la vida, y aunque me hacía ilusión lo de tener un sitio propio donde atender, a la vez sentía que no era lo mío. No estoy hecha para estar esperando a que llegue una cita a mi piso, me siento más cómoda saliendo, tomando una copa, y estando en un hotel con todas sus comodidades.
Me gusta que nos conozcamos y disfrutemos juntos sin prisas, por eso mis citas favoritas son a partir de 2 o 3 horas.
Al poco de empezar como acompañante ya me di cuenta de eso, y subí mi tarifa de una hora, pero las demás no. Nunca me contratan por una hora, solo cuando he tenido sitio (en Madrid), y cuando anuncié que tendría apartamento en Barcelona, que también hubo interesados.
Sé que sois unos cuantos que necesitáis citas exprés de vez en cuando, y me parece genial y de lo más normal. Pero yo no ofrezco ese servicio, no solo porque sea complicado a nivel logístico, también porque no me gusta. No me gusta prepararme física y mentalmente, ni me gusta desplazarme, para una hora.
Y lo más importante, que lo he vivido yo y lo veo con mis compañeras, ahí va la bomba…
La mayoría de clientes de una hora me han parecido irrespetuosos. Ya estaba cansada de no decir nada.
Os voy a dar un par de ejemplos, que no quiere decir que todos sean así, pero el 99,9% lo son, al menos yo lo he vivido así.
Qué es esto de entrarle a una señorita con:
¿Para los que somos de prontos, qué?
Normalmente ni contesto a mensajes así, pero a veces estoy simpática o aburrida y me da por seguir el rollo. Lo gracioso es que luego te vienen con peticiones particulares o te intentan poner a prueba.
Otra frase que me tocó, mucho, y tengo la necesidad de compartir.
(Creo que está más que claro que no me dedico a esto a tiempo completo, que he dicho miles de veces que soy esporádica)
Esta frase, entre otras, salió de la boca de un cliente mientras estábamos en el tema:
¿Cuantas pollas te metes al día?
Era mi primer cliente en un mes. ¿Tu entiendes que que te suelten esto cuando llevas un mes sin trabajar puede joder bastante? Yo entiendo que haya personas que necesitan meterse en un rol, en una especie de juego, y quizás era eso lo que le ponía al chico. En ese momento ni le contesté y seguí con el rollo mental de “es un tío que le va el juego de decir guarradas y tal, pues vamos a seguirle el rollo y ya está”. Muy bien, pero si un juego sexual no está pactado con antelación yo paso, no quiero volver a tener una cita así. Me sentó fatal. El primer cliente que tenía en un mes no debería de haber sido así de desconsiderado. Encima parecía no creerse que era mi primer cliente del día, del día… Tampoco se creía que yo no hiciese griego, e insinuaba que los demás me debían de dar muy fuerte y por eso no me gustaba. ¿Quienes?¿Qué parte de no hago griego no has entendido?
Iba a escribir un post cortito, y al final me ha salido un discurso. Sí señores, Lana también se cabrea de vez en cuando. Y sí, no paro de «perder clientes» por borde, pero me he dado cuenta de que gracias a eso me quedo con los mejores. Porque ya desde el primer contacto por escrito se ve quien es educado y respetuoso.
Y es que sí, soy una acompañante que desde el principio se ha sentido mimada y cuidada, y no soporto cuando hay un mínimo de desconsideración.
Espero no haberos asustado, que sigo siendo la Lana de siempre, pero como en todas partes, a veces en el rosa se cuela un poco de gris, y yo no quiero que se cuele, yo quiero un rosa como el de una nube de azúcar. Así, muy dulce. Es importante para mi que sepas como comportarte para que los dos estemos a gusto.
Que en realidad es fácil tenerme contenta, como a cualquier mujer, nos gusta que nos traten bien.
Así que para dejaros con buen sabor dulce, os contaré que días después de esa cita con un desconsiderado, apareció un caballero que fue mi príncipe azul por una noche. Que a parte de comportarse como un verdadero Gentelman, me invitó a ostras! Todos sabéis lo que me gustan las ostras eeeeeh
Un beso enorme
Bravo Lana! mes clar impossible :*
Me gustaLe gusta a 1 persona