

Yo elegí el de aguacate, tú el de salmón. Decidimos compartirlos y estaban los dos buenísimos. Aunque… el de salmón fue «awsome». Por unos instantes viajé al paraíso escuchando tus historias mientras me deleitaba con semejante manjar. Igual que en la ducha… y el bendito «chorro», tus caricias fueron de lujo.
Amé nuestro encuentro, con ganas de más.
Un lametón donde tu ya sabes.
Lana